1040
0

Libélula

Publicado el , 29 de Jul de 2015

...no nací en cama de seda, no visto espumosos encajes, ni me canta en la tarde un pájaro de oro.
Mi piel no tiene la fina blancura de las conchas, ni podría sentir un guisante oculto bajo diez colchones de plumas.

Sólo tengo un gorro cónico salpicado de estrellas, una túnica raída por incesantes vuelos y un cuervo que grazna asustado cuando te le acercas.

Casi no tengo nada. No son de princesa mis manos; pero saben cargar las ramas secas y alimentar el fuego que habrá de calentarte.
- Para realizar comentarios debes iniciar sesión con tu cuenta de InkSide -

Este poema aún no tiene comentarios

Sobre el autor

Yudaima



- Leer más del autor -
el amor que se va sin luz

Fue el azar-tal vez- quien nos trajo hasta aquí puso un muro entre el mundo y nosotros y no importó nada más. Yo te hice mi conejo en el sombrero los secretos de mi varita te regalé mi zapatilla de cristal… Pero tú eres simple tú solo quer&iacu ...

Recomendados