Fué tu luz.

Al final vi tus ojos, su brillo me encantó,

No pude huir de ellos, embrujaron mis sentidos al punto que

Surqué la eterna noche y el poderoso manto de oscuridad

Para percibir su divinidad con mis humedecidos ojos

Que no dejaban de llorar en el silencio de mi soledad,

Tu voz canto de ángeles mágico enamoró mi débil humanidad

Y estremeció mi espíritu, mi aura se encendió con el color

Inconfundible del amor más diáfano  que mí ser puede resistir,

Y aunque todo a nuestro alrededor era penumbras, frio y voces de tristeza

Tu presencia me hacía olvidar de todo, el mundo entero se disolvía

Y las flores resucitaban en mi corazón por el delicado toque

 De tus majestuosas manos para decirte te amo.

Las almas en pena de mi triste pasado nos rodeaban flotando con ligereza

En el aire helado de mi mundo, venían de las nubes oscuras

Con las que el infinito allí siempre se viste, pero no eran nada,

Incapaces espectros que ya no me asustaban y no distraían mí atención

Posada sobre tu perfecta hermosura, sabía que habías abierto el sello

Que bloqueaba la puerta de mi infierno y me condenaba hora tras hora,

Entonces te abracé, como solo se puede abrazar la vida, la esperanza,

La ilusión… mi sueño más recurrente y anhelado.

Y sentí que mis adentros estallaron en felicidad, como si se abriera

Un nuevo cielo y las estrellas brillaran en su máxima expresión

Iluminándolo todo, cada rincón de mis adentros, cada partícula resplandeció,

Y escapamos, fuimos luz, fuimos aire, fuimos amor en toda su sincera plenitud

Dejando atrás el mundo de mentiras, tristezas y aparente eterna oscuridad.

Fuiste mi cielo, mi sol mi aire y mi vida desde entonces…